¿Cuántas veces has dejado las cosas para después y ha salido mal? Tal vez tuviste que hacer todo a las apuradas, o tal vez no alcanzaste con el tiempo y te perdiste de alguna buena oportunidad.
Y sin embargo, seguís pateando para después ese trabajito que te habías prometido para el mes anterior y que al día de hoy sigue esperando un “ahora”.
Puede que sea algo que te disguste, o que te cueste. O peor aún, puede que sea algo que te encanta con todo tu corazón, pero no te das el tiempo. En cualquier caso, dejar las cosas para después puede convertirse en un gran problema y hay que darle un corte de raíz.
Quiero aclarar que no me estoy refiriendo a aquellos casos en que llenamos nuestra agenda de mil actividades que claramente no vamos a alcanzar hacer. No, para nada. Ese es otro tema del cual hablaremos en otra oportunidad.
Ahora quiero hablar de aquellas cosas que tenemos o queremos hacer (y tenemos el tiempo para ello), pero lo vamos retrasando de a poco. A veces, hasta dejarlo en el olvido.
Las consecuencias son múltiples: te perdiste de ir a un recital que ya no volverá a ocurrir, o tendrás que quedarte hasta más tarde para terminar el trabajo y eso restará tus horas de sueño y ocio. También puede que hayas hecho perder el tiempo a alguien más y le has traído complicaciones, por lo que esa persona estará molesta y ya no se fíe tanto de nuestra palabra.
¿Qué hacer, ante esa terrible manía de dejar todo para después?
- Si la tarea en cuestión es algo que te disgusta, hacelo enseguida y en el menos tiempo posible. Así no tendrás todo el tiempo en tu cabeza esa idea engorrosa y frustrante de tener que hacer algo que realmente no te sienta, ni tampoco te restará tiempo para vos.
- Asegurate de hacerlo bien, sé quisquilloso(a) en eso. No querrás tener que hacerlo de nuevo.
- Si es algo que te cuesta, ya sea porque te faltan herramienta, experiencia o recursos, entonces lo primero que tenés que hacer es adquirir ese faltante. Ponete en campaña de conseguir eso que te hace falta: tal vez pueda pedirle una mano a alguien para que te explique algún tema, o tal vez te haga falta estudiar o investigar determinado tema. Pero lo importante es que prepares el terreno. Así, todo será más simple.
- ¡Hacelo con tiempo! Si es algo que te cuesta, entonces demandará el doble o triple de tiempo, no lo olvides.
- Si lo que estás dejando para luego es algo que te gusta: por ejemplo, darte un tiempo para ir a visitar a una amiga, o dedicarle una hora de tu día a leer, entonces pregúntate el por qué. ¿Por qué no te das permiso para hacer algo que te hace feliz?
- Si tu respuesta tiene que ver con falta de recursos (querés hacer un viaje y no tenés dinero, por ejemplo), nuevamente es hora de allanar el terreno. Podés ir ahorrando un 20% o incluso un 5% del tus ingresos para poder darte el gusto. O tal vez puedas empezar a hacer algunos trabajitos extra cuya ganancia sea exclusivamente para ese viaje.
- Si, en cambio, tiene que ver con que “no tenés tiempo”, entonces pregúntate esto: ¿qué espero de mi vida, si no es ser feliz? ¿y cómo podría ser feliz si no hago las cosas que me hacen sentir feliz?. Vamos, date el permiso de hacer, al menos una vez al día, una actividad que te haga realmente feliz. ¡La vida es ahora, es cada momento, no podés dejar la felicidad para después!
Y no es que diga esto de librito, ni nada. Es que todo esto me ha pasado, y le he encontrado después de mucho tiempo la forma de mitigarlo. De hecho, en la última edición de nuestra agendas, decidimos agregar un iconito para agendar una vez al día una actividad que nos haga sentir felices. De esta manera, siempre me agendo alguna cosa que me gusta como actividad importante. ¡Y lo vengo cumpliendo de maravillas!
Ahora te toca a vos:
¿Cuándo, dejar algo para después, te significó una pérdida importante? ¿Cómo lo harías hoy, si se te volviera a presentar la misma oportunidad?