Llegamos al 4º día de cuarenta obligatoria en Argentina, y no puedo evitar pensar en este momento como un tiempo ideal para generar un cambio rotundo en tu vida. Como hizo Mona.
¡¿Qué quién es Mona?! ¿En serio no la conocés? Bueno, posiblemente no la conozcas a ella, pero sí a alguna de sus hermanas. Mona y sus hermanas son hiperfamosas…
Aunque, claro, Mona es la forma en que la llamo yo. Puede que la conozcas con otro nombre.
Te voy a contar quién es Mona.
Pero como no quiero aburrirte, probaré con contarte una historia.
Es una historia real, que está sucediendo ahora mismo.
Posiblemente en la reja de la puerta del vecino, o en una rama de un árbol cercano.
Y, claro… posiblemente dentro tuyo también (aunque metafóricamente, espero)…
La historia de cómo Mona hizo un cambio rotundo en su vida
Te dije que te contaría la historia de “Mona”, pero podría ser la de cualquier otro(a).
Mona era la más pequeña de sus muchas hermanas. Vivía junto a su familia en el campo y era muy feliz ahí.
La verdad, es que de pequeña, la palabra “preocupación” significaba poco y nada. Por lo que sabemos, se dedicaba sobre todo a disfrutar del momento, además de dormir, y comer.
Sobre esto último, le parecía realmente divertido. En el campo había muchas plantas comestibles y casi parecía un juego adivinar cuál era más sabrosa que otra.
Y, pasado cierto tiempo, creció.
Y, aunque no lo creas, esto fue realmente un cambio radical.
Todos crecemos, claro que sí. La adolescencia, las primeras “mariposas en la panza”, el descubrimiento de que la vida es muy distinta a lo que habíamos idealizado… Sí, claro, para todos es un cambio grande. Pero para Mona era radical.
De repente, llegado el otoño del año del Chancho Verde, se encerró en sí misma y nadie supo de ella por varios meses.
Parecía dormida, como si la hubiera hechizado un hada madrina -tal vez la misma de la Bella Durmiente-.
Pero por dentro, Mona estaba a toda máquina. Se estaba cambiando a sí misma, porque quería llegar a la primavera renovada.
En realidad, “Mona” es el diminutivo que le puse a una Mariposa Monarca. Porque sí, de quien te estoy hablando es de una mariposa (de las que tienen alas, no las que sentís en la panza).
Dentro de la crisálida (que es la “bolsa de dormir” que crean las larvas cuando se están metamorfoseando en mariposa), Mona aprovechó cada minuto para mejorarse.
Estamos hablando de una larva que quiere dejar de reptar por los tallos de las plantas y empezar a volar. Así que cuando hablo de mejorarse no me refiero a ponerse patas y alas. Definitivamente, estamos hablando de hacer un cambio rotundo en tu vida.
Me refiero al trabajo psicológico que tiene lugar en su cabeza para pensar que, habiendo reptado toda su vida, ahora puede elegir ser otra persona, ser diferente.
Tiene que haber un proceso de deconstrucción, de dejar atrás todo lo que ya no le sirve o le hace bien, para quedarse sólo con lo que, de ahora en más, le va a ser feliz. Es una elección de dejar atrás lo que, seguramente sí le hizo feliz, para estar más dispuesta a abrazar a lo que, de ahora en más, le hará feliz.
Es decir: creo que no se trata tanto del cambio físico como del psicológico: Mona quiere volar. Mona cree que merece volar. Por eso, Mona deja atrás el cuerpo de larva (ese que fue tan confortable durante tanto tiempo), se pone alas y, definitivamente, rompe la crisálida y se lanza a volar.
¿Qué tal si aprovechás esta cuarentena para soltar todo lo que ya no te sirve, lo que ya no te hace feliz, para dejar espacio a lo que, de ahora en más, sí te hace feliz?
En estos días voy a proponerte diferentes acciones para llevar esto a la práctica.
Porque creo que es ahora el mejor momento para definir cómo querés que sea el resto de tu vida. Y quiero ayudarte a crear ese cambio rotundo en tu vida.
Ahora es el momento ideal para diseñar tu nuevo estilo de vida: ese que de verdad te guste y te haga sentir feliz todos los días del resto de tu vida.
Si creés que esto puede serle útil a alguien, no dudes en compartirlo 🙂
Un gran abrazo y hasta la próxima
Gise Alestra