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Tipos de huerta

Aunque no lo creas, siempre hay lugar para una huerta en tu casa.

Es cierto que el espacio es un elemento clave a la hora de diseñar nuestra huerta. No es lo mismo disponer de una gran terreno que alguna pared donde colocar macetitas. Aún así, todos los diseños de huerta tienen sus ventajas (y desventajas). Así que podés apostar a cualquiera de ellos, o a una combinación.

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Tengo un patio con tierra

Si tenés un patio con tierra ¡felicitaciones! Te ahorrarás muchas fuerzas en lo que respecta a “conseguir tierra”. Sin embargo, tendrás que tener en cuenta otras cosas: por ejemplo, hacer un cerco para que los animales no deambulen por allí (aunque no tengas mascotas vos, es posible que algún vecino sí tenga, gatos por ejemplo, y ellos seguramente pueden visitar tu patio).

También tendrás que darte a la tarea de “limpiar el terreno”: es decir, quitar todas las hierbas preexistentes que no quieras mantener en tu huerta (si tenés alguna aromática, como mentas, trasplantalas alrededor de la huerta, serán de mucha ayuda).

 

Huerta-en-canteros

Tengo un patio, pero de cemento

Los patios de cemento (o de baldosas, o cualquier cosa que no sea tierra), son muy ventajosos en varios aspectos, aunque en otros no tanto. Para empezar, necesitarás conseguir tierra. Y te darás cuenta cuando lo hacés, que no será un sólo día de ir al campo de un amigo a juntar una o dos bolsas de tierra. Pero no te desanimes, de a poquito, irás juntando tierra para todos los cultivos que quieras.

Además, lo bueno de juntar tierra, es que vas a poder “desmalezar” mucho más fácilmente, a medida que lo colocás en la bolsa o cantero. Así te vas a ahorrar del gran trabajo que es desmalezar un terreno.

También tendrás que fabricarte macetas o canteros. Ambas opciones son interesantes. En un cantero vas a poder crear más fácilmente un microecosistema de huerta, además de poder cultivar plantas que tengan más profundidad de raíz. Podés hacerlos con cubiertas de auto, pallets, cajones de fruta…

Con las macetas tendrás la ventaja de poder trasladarlas fácilmente de un lado al otro, por ejemplo, en busca de mayor o menor sol, o para resguardarlas en caso de helada o granizo. Casi cualquier cosa puede convertirse en una maceta: botas y ollas viejas, bidones, botellas…

 

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No tengo espacio en el suelo, pero sí tengo una pared libre

En este caso, podés planear tu huerta en formato vertical, colgando macetas una de bajo de otra: de esta manera aprovechás al máximo el agua de riego.

Lo bueno de este sistema, además de la facilidad para crear un sistema de riego eficiente, es que no tenés ni que preocuparte por los animales (y creéme, ese tema es bastante peliagudo).

Sólo tengo disponible el alféizar de una ventana

A veces el espacio es extremadamente reducido. ¡No te preocupes! Podés cultivar prácticamente en cualquier sitio. El alféizar de una ventana es ideal para tener algunas aromáticas, y tal vez hasta puede darse una lechuga o acelga.

Esta opción es muy útil para quienes viven en departamentos con poquito espacio y sin patio, pero también podés aplicarlo por su comodidad: tener las aromáticas en la ventana de la cocina hará que tengas todos los condimentos a mano en el momento.

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